lunes, 19 de octubre de 2009

¿PORQUE NO FUNCIONA EL CASTIGO?


La aplicación del castigo físico no tiene el mismo efecto que imponer límites a los niños. Las normas y las reglas pueden ser aprendidas de otras formas. Las normas son una parte necesaria del proceso educativo. A través de ellas se regulan las conductas y comportamientos, durante la infancia, como forma de facilitar el proceso de incorporación del niño al mundo de los adultos. Uno de los objetivos de las normas es la de permitir que los niños y niñas las hagan suyas mediante un proceso crítico. En este sentido el castigo físico se muestra una vez más ineficaz. Al no permitir el razonamiento, al estar reñido con el diálogo, al sustentarse en la diferencia de fuerzas entre adulto y niño, el castigo físico no enseña a ser independiente y autónomo. Obliga a una obediencia ciega, obliga a la sumisión y obliga a la dependencia. Enseñar normas no implica en aplicar castigo físico. La instrucción y el diálogo han de ser normas en las relaciones familiares. Marcan las diferencias respecto a la disciplina autoritaria.

¿El castigo corrige o perjudica?
Los castigos de los padres, mediante violencia física o verbal, son para el niño un modelo de conducta agresiva. Si el niño vive rodeado de este modelo, estará adquiriendo el hábito de responder agresivamente a las situaciones conflictivas. Cuando los padres castigan mediante violencia física o verbal se convierten para el niño en modelos de conductas agresivas. Cuando el niño vive rodeado de modelos agresivos, va adquiriendo también comportamientos agresivos.

¿Cuál es la diferencia entre disciplina y castigo?
La disciplina le enseña al niño(a) como actuar, debe tener sentido para él/ella y tiene que ver con algo que el niño(a) hizo equivocadamente. La disciplina ayuda al niño(a) a sentirse bien consigo mismo, a corregir sus errores y le ayuda a tomar responsabilidad de sus acciones.
El castigo por el contrario, únicamente le dice al niño(a) lo que él/ ella hizo mal, pero no le dice lo que debería hacer en cambio; por lo que el castigo muchas veces no tiene sentido para el niño(a) y usualmente no tiene que ver con lo que el niño(a) hizo mal.

¿Qué consecuencias le trae a mi hijo o hija el castigo físico?
Paraliza la iniciativa del niño, bloqueando su comportamiento y limitando su capacidad para resolver problemas.
- No fomenta la autonomía de los niños
- Ofrece la actitud violenta como un modo válido para resolver conflictos.
- Daña su autoestima. Genera sensación de minusvalía y promueve expectativas negativas respecto a sí mismo.
- Les enseña a ser víctimas. Equivocadamente, muchos creen que la agresión hace más fuertes a las personas que la sufren y "les prepara mejor para la vida", pero sabemos que no sólo no les hace más fuertes, sino más proclives a convertirse repetidamente en víctimas.
- Interfiere en sus procesos de aprendizaje, y por lo tanto en el desarrollo de su inteligencia, sus sentidos y su emotividad.
- Se aprende a NO razonar. Al excluir el diálogo y la reflexión, dificulta la capacidad para establecer relaciones causales entre su comportamiento y las consecuencias que de él se derivan.
- Les hace sentir soledad, tristeza, y abandono.
- Incorporan a su forma de ver la vida una visión negativa de los demás y de la sociedad, como un lugar amenazante.
- Crea un obstáculo, un impedimento en la comunicación entre padres e hijos. Daña los vínculos emocionales creados entre ambos.
- Les hace sentir rabia, rencor, y ganas de alejarse de casa.
- Engendra más violencia. Enseña que la violencia es un modo adecuado para resolver los problemas.
- Pueden presentar dificultades para integrarse socialmente, es decir, para hacer amigos y jugar con los demás niños.
- No se aprende a cooperar con las figuras de autoridad, se aprende a someterse a las normas o a transgredirlas.
- Pueden sufrir daños físicos accidentales. Cuando alguien pega se le puede "ir la mano" y provocar más daño del que esperaba.

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